La gran limpieza oceánica

Un diseñador de fuentes de agua habla acerca de su trabajo

Hay grandes ideas que mueven el mundo pero son pocos los hombres y mujeres capaces de impulsarlas hasta hacerlas realidad. Boyan Slat, el joven holandés que un día soñó con un mar sin plásticos, es uno de ellos y lo está haciendo de forma muy rápida y a edad muy temprana. Tiene 24 años y sólo ha necesitado cinco para poner en marcha un pionero sistema que concentra, recoge y recicla los plásticos del océano.

“Es la primera que vez que los seres humanos, en lugar de verter plástico al mar, estamos haciendo algo para limpiarlo”, explica Slat en un comunicado de la fundación que lidera el proyecto, The Ocean Cleanup.

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Boyan Slat, fundador de The Ocean Cleanup

Todo empezó cuando Slat tenía 16 años y, durante unas vacaciones de buceo en Grecia, se dio cuenta que debajo del agua había más plástico que peces. Indignado al descubrir que no se estaba haciendo nada para solucionar el problema, y desafiado por quiénes tachaban la misión de imposible, decidió dedicar su tiempo y energía de adolescente a materializar su idea: una estructura capaz de atrapar el plástico, propulsada por las fuerzas naturales del mar.

De idea embrionaria pasó a ser la inspiración de una charla TED’x en Delft y, unos meses más tarde, a convertirse en la misión de la fundación que Slat creó con sus ahorros personales: The Ocean Cleanup. Pero siguió siendo sólo una idea hasta que, un año más tarde, de un día para otro, su charla se hizo viral y empezó a recibir miles de correos y llamadas de personas dispuestas a colaborar. Lanzó una campaña de crowdfunding que le permitió recolectar los primeros 80.000 dólares y contratar a un equipo inicial de investigadores y voluntarios. Un principio de fábula para una organización que hoy cuenta con más de ochenta especialistas y ha logrado recolectar 31 millones de dólares.

Lo primero que quiso saber Slat fueron las dimensiones del gigante con el que iba a enfrentarse y, para ello, era necesario investigar.

Actualmente, cinco billones de trozos de plástico flotan en las aguas de nuestro planeta. Se concentran en cinco giros o zonas de remolinos, siendo la Gran Mancha de Basura del Pacífico, entre Hawai y California, una de las más grandes, con una superficie tres veces el tamaño de Francia.

Islas de deshechos que resultan extremadamente nocivas para el medio ambiente. El plástico no se degrada nunca, pero va desintegrándose en fragmentos cada vez más pequeños que, al ser ingeridos por peces y mamíferos marinos, provocan su muerte. Muchos otros quedan atrapados en las redes fantasmas – redes de pesca extraviadas o abandonadas a la deriva – hasta que fallecen exhaustos. El problema llega también a nuestra mesa: los microplásticos y los tóxicos derivados pasan a formar parte de la cadena alimenticia.

Para entender la dimensión del asunto y optimizar los diseños iniciales, The Ocean Cleanup realizó un exhaustivo mapeo de la Gran Mancha de Basura del Pacífico, primero en barco y después en avión. Un estudio que disparó las alarmas al mostrar que la mancha de la isla de plástico aumenta de forma exponencial. Según el Foro Económico Mundial, si seguimos a este ritmo de contaminación, en el 2050 el océano contendrá más plástico que peces. La imagen submarina de las vacaciones de Boyan Slat en Grecia extrapolada a todo el planeta.

Ave marina rodeada de plástico. Imagen de Mathew Chauvin

Ave marina rodeada de plástico. Imagen de Mathew Chauvin

“Hay que actuar con urgencia. Cerrar el grifo para evitar que el plástico siga llegando al océano es importante, pero también debemos limpiar lo que ya hemos vertido en él”, ha explicado públicamente este joven visionario. Enfocado en este segundo objetivo,  y aunque ello le haya valido duras críticas por parte de ciertos medioambientalistas, el equipo de The Ocean Cleanup ha desarrollado y testado múltiples prototipos hasta llegar al diseño actual: un tubo cilíndrico flotante de 300 metros de largo configurado en forma de U del que cuelga un faldón de tres metros de profundidad. El sistema avanza propulsado por el viento y las olas, capturando y concentrando de forma pasiva el plástico, que posteriormente es retirado y trasladado a tierra por barco.

Un mecanismo simple, autónomo y autosuficiente, que además puede llegar a autofinanciarse en su fase operativa. Los barcos recolectores navegarán con polietileno reciclado – uno de los plásticos más comunes- y The Ocean Cleanup prevé vender su propia línea de objetos fabricados a partir del plástico marino: gafas de sol, fundas de ordenador, sillas y otros diseños. Una fase sobre la cual la organización no quiere pronunciarse en detalle a la espera de que el beta sistema que acaban de lanzar al mar demuestre su efectividad y viabilidad.

Otro aspecto que está en el punto de mira de toda la comunidad oceanográfica son los posibles riesgos para la fauna marina. Los estudios realizados por consultorías medioambientales independientes confirman la inocuidad del sistema, argumentando que los animales marinos pueden escapar por debajo del faldón, pero habrá que comprobarlo durante las pruebas de funcionamiento en el entorno real.

Si todo funciona como está previsto, la siguiente etapa será crecer. Con una flota de sesenta sistemas desplegados en la Gran Mancha de Desechos del Pacífico, la organización prevé que en cinco años podrá reducir a la mitad el la isla de plástico flotante. Un objetivo que no deja de estar condicionado a la financiación: el coste por mecanismo operativo durante tres años asciende a cinco millones de dólares, inversión que The Ocean Cleanup propone a empresas y filántropos a cambio del patrocinio de su propio sistema de limpieza oceánica.

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Mega expedición- The Ocean Cleanup

Con esta expansión mesurada del equipo se pretende llegar al objetivo final: reducir la cantidad total de plástico en cada uno de los cinco giros oceánicos en un 90% en el año 2040.

Según Boyan Slat, “estamos ante la mayor operación de rescate del medioambiente realizada hasta el momento”. Una operación que ha sabido combinar la lucha por la protección de medioambiente, con la tecnología más puntera y el emprendimiento de alto nivel estilo “Palo Alto” para abordar una situación de urgencia mundial.

Imagen principal: Nave nodriza de The Great Ocean Expedition mother